La lumbalgia supone uno de los motivos más habituales de consulta y uno de los síntomas más frecuentes que aparece durante el embarazo y que puede llegar a afectar a la calidad de vida de las mujeres que lo padecen, interfiriendo en varios ámbitos (sueño, trabajo, ejercicio físico…).
Conforme el embarazo avanza, la aparición de dolor a nivel de la región lumbar es más probable, pudiendo progresar y ser más limitante, debido en la mayoría de los casos al aumento del perímetro abdominal que conlleva a cambios compensatorios de la musculatura lumbar (para compensar un desplazamiento del centro de gravedad, los músculos de la espalda trabajan más y se sobrecargan) y al crecimiento de la cavidad uterina (este crecimiento comporta una compresión del plexo nervioso lumbar por los órganos internos).
Por otro lado, hay que tener en cuenta algunos de los factores que pueden incrementar el riesgo de aparición de este tipo de dolor:
La edad (más probabilidad de convivir con cambios degenerativos a nivel de la columna).
Tabaco
La existencia de dolor de espalda previo al embarazo.
La obesidad y el sedentarismo (que conlleva a no tener un tono muscular adecuado).
El estado hormonal (estrógenos, progesterona, relaxina) que ejercen su función “relajando” o debilitando tanto cartílagos como ligamentos.
En la mayoría de los casos el dolor desaparece durante el posparto, persistiendo como dolor lumbar crónico en un porcentaje bajo de los casos.
¿Cómo prevenir la aparición del dolor? ¿Cómo tratarlo o controlarlo?
Lo más importante es el ejercicio físico durante todo el embarazo, adecuado siempre a la condición física individual (teniendo en cuenta si ya se realizaba ejercicio antes del embarazo o no) y al trimestre de gestación. Y siempre que sea posible, se recomienda que el ejercicio esté supervisado por un profesional. Entre los más recomendados estan el yoga, pilates y la natación).
Evitar esfuerzos excesivos y cargar peso.
Mantener un buen control del peso durante todo el embarazo (ejercicio, alimentación).
Educación postural (postura erguida, hombros atrás, y por ejemplo; dormir hacia el lado izquierdo con un cojín entre las piernas colocado a nivel de las rodillas).
Calzado adecuado (no ir plana al 100% y evitar el uso de tacones altos).
En relación al uso de fajas de maternidad, no existe evidencia sobre la eficacia real, pero algunas mujeres refieren mejoría con su uso.
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